LA TOSCANA: Para los amantes del misterio, el arte, la historia, los bellos paisajes y la buena comida
La Toscana
Está de moda
Para los amantes del misterio, el arte, la historia, los bellos paisajes y la buena comida
El misterio que envuelve a La Gioconda, el famoso cuadro de Leonardo da Vinci, no ha hecho más que acrecentarse a lo largo de los siglos. Según las últimas investigaciones, Monna Lisa, la bella modelo del pintor, existió en realidad y fue una joven noble florentina que vivió en el valle de Chianti, en la provincia de Siena, en el corazón de la Toscana. Si eres amante del misterio, el arte, la historia, los bellos paisajes y la buena comida, eres la persona indicada para hacer una escapada tras sus pasos.
Partiendo desde Florencia, hacia el sur, el viaje se convierte en un homenaje al sentido de la vista, porque los colores del paisaje se funden en nuestra retina, recordándonos los cuadros de Leonardo y tantos otros pintores italianos de los siglos XIV y XV. Los tonos más encendidos de esta tierra se descubren en otoño, sobre todo en las colinas que rodean Castellina, Radda y Gaiole in Chianti, los tres pueblos principales del valle, donde los viñedos (en plena época de la vendimia) dejan paso a los olivos, castaños y cipreses. Si continuamos el viaje hacia el sur, a 15 minutos del valle y situada entre tres colinas, se encuentra la ciudad de Siena, villa de serena belleza que fue primero etrusca, luego romana, comuna medieval y terminó dominada por los Medici. El color ocre que baña sus muros nos lleva a la Piazza del Campo, con forma de concha y rodeada por las espléndidas fachadas de los palacios Pubblico, d’Elci, Sansedoni y Chigi-Zondadari.
Para hacer un alto en el camino, piérdete en alguna de sus osterias o trattorias, restaurantes donde se sirve el mejor vino de la zona y productos típicos, como el apreciado pecorino (queso de oveja) o, en esta época, setas, trufas, carne de caza y castañas.
Partiendo desde Florencia, hacia el sur, el viaje se convierte en un homenaje al sentido de la vista, porque los colores del paisaje se funden en nuestra retina, recordándonos los cuadros de Leonardo y tantos otros pintores italianos de los siglos XIV y XV. Los tonos más encendidos de esta tierra se descubren en otoño, sobre todo en las colinas que rodean Castellina, Radda y Gaiole in Chianti, los tres pueblos principales del valle, donde los viñedos (en plena época de la vendimia) dejan paso a los olivos, castaños y cipreses. Si continuamos el viaje hacia el sur, a 15 minutos del valle y situada entre tres colinas, se encuentra la ciudad de Siena, villa de serena belleza que fue primero etrusca, luego romana, comuna medieval y terminó dominada por los Medici. El color ocre que baña sus muros nos lleva a la Piazza del Campo, con forma de concha y rodeada por las espléndidas fachadas de los palacios Pubblico, d’Elci, Sansedoni y Chigi-Zondadari.
Para hacer un alto en el camino, piérdete en alguna de sus osterias o trattorias, restaurantes donde se sirve el mejor vino de la zona y productos típicos, como el apreciado pecorino (queso de oveja) o, en esta época, setas, trufas, carne de caza y castañas.
Textos: Almudena AvendañoFotos: Daniel sanchez
LA TOSCANA:
La Toscana
Está de moda
Para los amantes del misterio, el arte, la historia, los bellos paisajes y la buena comida
El misterio que envuelve a La Gioconda, el famoso cuadro de Leonardo da Vinci, no ha hecho más que acrecentarse a lo largo de los siglos. Según las últimas investigaciones, Monna Lisa, la bella modelo del pintor, existió en realidad y fue una joven noble florentina que vivió en el valle de Chianti, en la provincia de Siena, en el corazón de la Toscana. Si eres amante del misterio, el arte, la historia, los bellos paisajes y la buena comida, eres la persona indicada para hacer una escapada tras sus pasos.
Partiendo desde Florencia, hacia el sur, el viaje se convierte en un homenaje al sentido de la vista, porque los colores del paisaje se funden en nuestra retina, recordándonos los cuadros de Leonardo y tantos otros pintores italianos de los siglos XIV y XV. Los tonos más encendidos de esta tierra se descubren en otoño, sobre todo en las colinas que rodean Castellina, Radda y Gaiole in Chianti, los tres pueblos principales del valle, donde los viñedos (en plena época de la vendimia) dejan paso a los olivos, castaños y cipreses. Si continuamos el viaje hacia el sur, a 15 minutos del valle y situada entre tres colinas, se encuentra la ciudad de Siena, villa de serena belleza que fue primero etrusca, luego romana, comuna medieval y terminó dominada por los Medici. El color ocre que baña sus muros nos lleva a la Piazza del Campo, con forma de concha y rodeada por las espléndidas fachadas de los palacios Pubblico, d’Elci, Sansedoni y Chigi-Zondadari.
Para hacer un alto en el camino, piérdete en alguna de sus osterias o trattorias, restaurantes donde se sirve el mejor vino de la zona y productos típicos, como el apreciado pecorino (queso de oveja) o, en esta época, setas, trufas, carne de caza y castañas.
Partiendo desde Florencia, hacia el sur, el viaje se convierte en un homenaje al sentido de la vista, porque los colores del paisaje se funden en nuestra retina, recordándonos los cuadros de Leonardo y tantos otros pintores italianos de los siglos XIV y XV. Los tonos más encendidos de esta tierra se descubren en otoño, sobre todo en las colinas que rodean Castellina, Radda y Gaiole in Chianti, los tres pueblos principales del valle, donde los viñedos (en plena época de la vendimia) dejan paso a los olivos, castaños y cipreses. Si continuamos el viaje hacia el sur, a 15 minutos del valle y situada entre tres colinas, se encuentra la ciudad de Siena, villa de serena belleza que fue primero etrusca, luego romana, comuna medieval y terminó dominada por los Medici. El color ocre que baña sus muros nos lleva a la Piazza del Campo, con forma de concha y rodeada por las espléndidas fachadas de los palacios Pubblico, d’Elci, Sansedoni y Chigi-Zondadari.
Para hacer un alto en el camino, piérdete en alguna de sus osterias o trattorias, restaurantes donde se sirve el mejor vino de la zona y productos típicos, como el apreciado pecorino (queso de oveja) o, en esta época, setas, trufas, carne de caza y castañas.
Textos: Almudena AvendañoFotos: Daniel sanchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario